En este amoroso proceso de despertar y ser conscientes, uno de los grandes reconocimientos es el poder de nuestros pensamientos. Es ir entendiendo el efecto que cada pensamiento tiene en nuestra realidad. Cada uno tiene una vibración y esa vibración resuena con el entorno. Es decir te coloca en la frecuencia y de acuerdo a esa frecuencia es lo que experimentas.
Un ejemplo de esto es lo siguiente, quizá te paso que hay alguien con quien te comportas de forma amable, pero dentro de ti, solo en tus pensamientos, estas pensando que algo te desagrada y esa persona a pesar de que tu eres amable tiene reacciones negativas hacia a ti. También puede pasar a la inversa, alguien que es amable pero que no entiendes porque algo no te late. Es porque hay juicio en los pensamientos y nosotros al ser vibración lo percibimos consciente o inconsciente mente. Es por eso que el estar con ciertas personas te de dolor de cabeza o te proporcione paz.
Es por eso, que cuando pienso en alguien es muy probable que me llame, me lo encuentre o alguien me lo mencione.
Cuando comenzamos a ser conscientes, entendemos que nuestros pensamientos no son neutros como nos dice Un Curso de Milagros. Que lo que yo pienso de una persona tiene un efecto directo en la persona, independientemente de que esa persona lo identifique o no. Cada pensamiento que tengo va cincelando la realidad que experimento. Cuando me dejo llevar por un pensamiento de baja vibración, le abro la puerta a muchos otros más que como un torbellino me llevarán a experimentar una realidad caótica.
Pensamiento a pensamiento voy creando mi vida, pensamiento a pensamiento impacto a otros, pensamiento a pensamiento impacto el entorno. Mis pensamientos de escasez sostienen una realidad de crisis, mis pensamientos de abundancia contribuyen a generar soluciones.
La mejor inversión, es la que te ayuda a crear pensamientos positivos. Los pensamientos amorosos siempre te llevan a elevar tu vibración, a la vibración del amor y la armonía.
El amor nunca es un riesgo, el amor siempre es garantía.
Eres luz, eres amor.
Por Feliz Martín
