Coronando un reluciente ciclo de gran aprendizaje, hoy un águila sobrevuela tu camino anunciando que la Luz que aflora en tu Corazón será fuente de inspiración para quienes transiten la senda sagrada que muestra a la Tierra como un grandioso lugar donde jugar a seguir evolucionando. La paz de su majestuoso vuelo ayuda a recordar que elevarse y fluir son claves para completar esta fantástica travesía humana que llamamos Despertar...
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La respuesta que buscabas
Nada detendrá tu vuelo
Fuimos convocados a religar
Compartamos
La En la espiral ascendente de la vida, retornamos al bello punto de partida desde donde vemos que ya estamos recorriendo un nuevo plano de evolución. Somos testigos de las enseñanzas doradas de la montaña sagrada, vivimos una honda transformación que nos abrió las puertas del corazón y dio sentido a nuestros pasos. Ayudemos a que más almas peregrinas se sientan acompañadas a cristalizar sus anhelos más profundos. Infundamos confianza. Compartamos.
Hay un mágico viaje alquímico que todo aquel que quiera Ser debe animarse a emprender para descubrir la luz de su llama interna. Ese viaje comienza con el llamado interno a despertar para volverse más humano. Se trata de una aventura bien desafiante, y por demás movilizante, que es capaz de romper todas las estructuras. Millones de personas comienzan a sentir que es hora ascender, por eso la existencia nos alienta a abrirnos y compartir para continuar aprendiendo.
Ascender simboliza hacer todo aquello que nos ayuda a ver la vida desde una perspectiva más rica y elevada. A los ojos de la mente, es como si renunciáramos al mundo para escalar solos una montaña agreste que, en apariencia, conduce a la locura. Desde el corazón, ese peregrinar se siente como lo verdaderamente necesario para poder despegar de la densidad cotidiana. La convocatoria a subir es una invitación a vivir las experiencias más reveladoras y humanizantes.
Frente al temor y la inseguridad de los primeros pasos, la montaña se presenta como si fuese un gran problema, prueba o dificultad, que requiere de coraje para hacerle frente. Una vez que el recorrido finaliza, vemos que lo vivido tenía su razón de ser: teníamos que subir y bajar para aprender a religar, debíamos elevarnos y descender para volver a renacer, cerrarnos y abrirnos para redescubrirnos, y así cambiar la percepción, sintiendo que alumbramos desde el corazón.
Compartir es una forma cálida, sensible y amorosa de servir, creando fuertes hebras cristalinas que relumbran. Compartir implica brindarse para que otros puedan contemplar la adversidad como una clara oportunidad para crecer. Por eso, con fe, constancia y mucho amor, sigámonos abriendo. Continuemos compartiendo. Irradiemos confianza para que todos se animen a vibrar de una manera más sentida, fraterna, solidaria y humana. Avancemos amando. Compartamos.
Por Julio Andrés Pagano
Sintiendo
En consonancia con el incremento de esta vibración, millones de seres humanos comenzarán a emitir diferentes llamados a co-crear espacios en donde una nueva consciencia de unidad en la diversidad pueda plasmarse. Será en esa mágica, creativa y muy sentida interacción que desde bien dentro surgirá una profunda y emotiva comunión, que pondrá de manifiesto que al vibrar desde el corazón gestamos armónicos y reluciente puentes conscientes entre la Tierra y el Sol.
Es ahora cuando cada uno comenzará a redescubrir cómo su particular manera de fluir hace la gran diferencia, ya que Acuario es la era cuyo contexto vibracional nos anima a sumar gotas de paz y amor, para dinamizar la corriente fresca y cristalina que transmuta la oscura sequedad de la desesperanza, en una potente alabanza que alienta el despertar. De ese modo, todos juntos podremos recordar que elegimos vivir este período histórico para abrir el corazón y así brillar.
¿Podés imaginar lo que será contemplar el fruto de lo que con tanta pasión hemos sembrado? ¿Podés dimensionar lo que será cuando todos se reconozcan hermanos y dejen las armas para cimentar las bases de un mundo más sensible y desbordante de amor? Aún parece una utopía, pero tu alma viajera y la mía saben que ya no hay lugar para la deshumanización. Sólo hay que esperar que los primeros rayos del nuevo Sol atraviesen las gotas, creando un arco iris triunfal.
Ese momento de gloria quedará inmortalizado en la memoria colectiva como el florecimiento de una valerosa generación que, habiendo aprendido de lo vivido en el camino del dolor, supo abrirse, honrar y bendecir cada vivencia, para emprender con alegría y elevada consciencia la senda iluminada del amor. Todos recordarán que el Sol naciente marcó el inicio de la esperada Era Dorada, que fue coronada por la bellísima luz crística que brotaba dentro de cada corazón.