¡Recibe un Beso y una sonrisa de Dios!

Es notorio y de mucha experiencia vivencial qué cuando escuchamos una obra musical clásica o popular que nos guste, nos concentramos para encantarnos con sus notas melódicas y sus versos que enamoran. Otra vez, cuando leemos un libro literatura contemporánea, novela, poesías, etc... de autoría que nos apasione, nos deleitamos con lo que se plasma en sus páginas; de igual manera podríamos enunciar tantas cosas que hacen vibrar al alma, que sería prolijo enumerarlas. Sin embargo, cuántas veces pasamos por alto cuando Dios nos besa.

Como estamos acostumbrados a manejar cosas tangibles, jamás pensar que Dios nos besa con su aliento fresco y divino en suave brisa; con la caricia tierna de la madre, con el beso de despedida de viejos compañeros, con la sonrisa cándida de un niño, que también te mira con ternura a los ojos; asimismo, el beso fortuito y sincero de gemelar almas enamoradas. Así, nos besa Dios cada mañana, en el día y al acostarnos. Porque a través de las esencias o sentimientos manifestados El se expresa con su amor.

¡Recordaos! Nos dice además el Señor: “Yo Soy” por siempre amante Padre, Sois todo para Mí, Nunca piensen están solos, Yo los amo sois mis hijos por eternidad, y mi corazón y brazos de abnegada madre los acuna y los defiende del dolor. ¡Ámense ustedes también, como Yo los amo…!

Por Lesbia Mercedes Gómez