Hay una luz en el interior del Ser que se irradia proyectando en el aura la calidad de sus sentimientos, pensamientos y obras, y que hace que al hombre se le aprecie como una entidad realizada. Esta luz de energía prístina se refracta como “Llama Triple”, que es la cama donde descansan los elevados sentimientos de amor, voluntad e iluminación del Cristo, y que por tanto se hacen visibles en el hombre que ha alcanzado la transformación con los valores del espíritu. Esa luz se oculta por las pasiones y egoísmos en el hombre, que por estar éste sometido a las presiones de su conciencia inferior, se hace igual al diamante que yace inerte en la mina; pero que mantiene su cualidad especifica de valor y belleza, aunque este recubierto por la capa de carbón; sin embargo, basta que sea pulido expresa su brillantez, con lo cual lo convierte en una de las joyas mas costosas y apreciadas. De igual manera este proceso ha de llevarse a cabo en el interior del hombre para así expresar la luz, que aunque este oculta, se hace visible a través de la purificación de los pensamientos, lo cual se logra con la alquimia de los sentimientos, para transfundirse con la esencia divina de la llama triple que invade todo el ser. Así como al integrar los elementos constitutivos de la naturaleza anímica y psicofísica permite también alinear pensamientos y sentimientos en una simbiosis de amor, y que impulsan a ejercer la caridad con servicios nobles al prójimo.
En el Génesis se cita: “En el principio eran las tinieblas y llegó la luz y estas no fueron más”. Con esto se infiere que la luz permanece siempre en estado latente desde el principio de la creación; con lo cual nos da el símil de cómo al través de un mandato y con voluntad se pueden eliminar los obstáculos que se expresan como tinieblas, y que cubren el crisol de la luz que mora en el interior del ser. Preciso es reconocer que todo hombre tiene la responsabilidad de expresar esa luz, por cuanto con ella podrá hacerse visible en la escogencia de las conciencias en el momento de la elección en la transferencia dimensional; siendo esta luz el sello característico e indiscutible que funcionará como el pasaporte autorizado para transitar por el portal que lleva al sendero de gloria a la conciencia en su recorrido al encuentro con Dios.
Por Lesbia Gómez Suero
