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diciembre 27, 2014

~~Mirando con la consciencia el Miedo se transforma en Amor~~

Cuando trabajamos con la Luz y la vibración se está elevando, el miedo empieza a salir a la superficie para ser liberado.

Detrás de toda ansiedad, toda angustia, toda tristeza, toda desesperación, toda rabia, hay un miedo profundo; y para que sea transformado debemos sentirlo en su totalidad. La forma más sencilla de atravesar este pasaje es no luchar, no negar lo que está ocurriendo y detenernos a Sentir. Cuando el miedo se manifieste en cualquiera de sus presentaciones: ansiedad, angustia, defensa, temblor, detente y obsérvalo en tu cuerpo, atestígualo sin identificarte, observa el espectáculo como si sucediera en una pantalla de cine, tu consciencia que mira es mucho más poderosa que cualquier sensación. Observas sin darle más poder, de hecho, el miedo no tiene poder a menos que tú se lo des.

Sé por experiencia que no es nada cómodo, asusta tanto que la primera reacción es querer huir; en efecto, tenemos huyendo toda la vida. A veces es muy doloroso, pero el dolor no mata, fortalece, su función es hacernos conscientes; y muchas veces el miedo se manifiesta como una sensación, nada más, sí, muy desagradable, a veces parece que nos vamos a morir, pero es una sensación que ha de ser observada con una gran presencia, permaneciendo muy en contacto con el cuerpo y la respiración, porque en realidad no está pasando nada. Si nos ubicamos en el aquí y ahora nos hacemos plenamente conscientes de que estamos a salvo. Lo que sucede es que se despiertan memorias, todo el estrés acumulado en el sistema nervioso comienza a salir para liberarse, se está transformando la energía!!, pero la transformación va a darse siempre y cuando atravesemos la situación de forma consciente sintiéndolo todo sin juzgar.

La sombra se transforma mirándola directamente a los ojos, sin huir de ella, sin darle ni quitarle poder, sin ponernos por debajo dejándonos arrastrar por el pánico, sin ponernos por encima ignorándola y pretendiendo que no está, sin juzgarla, sin rechazarla. Ella está allí, es un hecho, y ha estado allí por mucho tiempo; y ha sido necesaria para vivir este proceso de evolución, y si has reconocido que no es más necesaria para ti, estate dispuesto a abrazarla y verás como se integra en la luz, tu luz.

Cuando hacemos lo de costumbre y lo más cómodo, tapar el miedo a través de las adicciones, evadiéndolo de mil maneras porque no queremos sentirlo, y lo reprimimos, éste crece y se fortalece, haciendo el proceso de trasformación cada vez más difícil.

La forma de transformar el miedo es darle espacio, le decimos que se exprese, somos conscientes de que somos Dios atravesando una energía, una memoria de un pasado que ya no existe, solo es una memoria saliendo de nuestro sistema nervioso, pero necesita de nuestro permiso para irse al reino de la luz. Entonces le damos la bienvenida y le despedimos con honores, le damos las gracias porque en su momento cumplió su función, nos protegió, ahora ya no le necesitamos entonces soltamos y le dejamos ir… y todo este proceso lo hacemos manteniéndonos conectados a nuestra respiración, conectados con nuestro cuerpo, invocamos a nuestra Poderosa y Amada Presencia Yo Soy... Y de pronto nos daremos cuenta que se ha ido, y cuando se haya ido nos mantenemos con nuestra atención en el centro del pecho, el chacra del corazón, sintiendo gratitud. Entonces ese espacio interno que antes estaba siendo ocupado por el miedo se llena de amor, dándole amor el se transforma, porque se unifica. Antes era una energía densa, de baja vibración, ahora hemos subido su frecuencia con amor, y se ha trasformado en más amor.

Este acto de presencia y paciencia es un acto de verdadero amor incondicional hacia nosotros mismos. Sea lo que sea que esté sucediendo con nosotros, es decir, sin condiciones, sea cual sea la situación que atravesamos nos acompañamos con nuestra presencia, NO nos abandonamos; NO nos juzgamos, y en lugar de auto castigarnos, de salir corriendo, huyendo, o implorando a otra persona que lo haga, nos sostenemos a nosotros mismos, y lo hacemos las veces que sea necesario, por amor a nosotros mismos; y poco a poco a medida que nos vaciamos del miedo, el corazón se va llenando de compasión y nos hacemos capaces también de acompañar a otras personas que atraviesan la misma situación, sin juzgarles. Pero esto no es posible sin antes haberlo experimentado en nuestra propia piel. Por eso es que si soy capaz de no juzgar lo que siento, voy a ser capaz de no juzgar lo que tú sientes.

Así se produce la alquimia, la transformación de la sombra en luz que todos buscamos, es necesario Aprender a Sentir todo conscientemente entonces la consciencia se expande.

Italia Meza