“Que aquello que no aprendemos por amor, lo aprenderemos con el dolor…”

Con un aforismo que se hace lenguaje de vida se nos dice: “Que aquello que no aprendemos por amor, lo aprenderemos con el dolor…” Comprensible sería que no deberíamos ser mejores, ni transformar nuestros modelos en base al dolor. Fuimos creados para ser por siempre felices en un mundo con una Naturaleza exuberante en belleza, rítmica con la danza de las olas en los mares, el canto melódico de las aves, y con ejercicio diario de dar alegría y equilibrio en toda la manifestación y vidas creadas. Dios quiere que concitemos el amor como disciplina. El amor como materia fundamental en esta academia o escuela. A ser íntegros con modelos específicos en valores y principios que den sostén a una sociedad sana, sin prejuicios, y sin el arbitraje de injusticias, Cooperando todos con el sostenimiento de un planeta sin alteración de sus leyes, que sean detrimento de dolor por la contaminación a su ambiente y éter de vida. La felicidad por tanto es una decisión atada a una voluntad de conquista. Es una actitud de enfrentar con coraje los retos impuestos para alcanzarla. En fin, la felicidad es parte integral de nuestra naturaleza divina, la que debemos honrar por ser de la mismísima obra de Dios en nosotros. Hay que recordar que la Paz y la felicidad nos son inherentes, que no se otorgan a capricho, hay que conquistarlas, y se conquistan dejando de lado intereses personales para ser de nuestras vidas una entrega de amor y servicios como fiel propósito del ser y la conciencia.


Lesbia G