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mayo 24, 2014

La Oración y La Meditación.


Se ha estado mencionando implícitamente dos temas que considero de vital importancia. Primero, la oración. Yo pido, pienso, expreso lo que quiero manifestar en mi vida. Y, segundo, la meditación. Yo me aquieto y siento, escucho y percibo mi interior, suelto mis resistencias e identifico mis faltas de aceptación. Estas son las herramientas que nos pueden conectar al cambio y que nos permiten adquirir el manejo necesario en nuestro viaje terrestre de ascensión, más allá de cualquier tipo de prejuicio religioso o tradicional.

Estamos hablando de recobrar nuestra divinidad y de poner en práctica nuestro poder no cuando estemos ya fuera de esta dimensión, sino mientras permanecemos encarnados en la Tierra, anclando dichas señas de identidad, propias de la ascensión, en este planeta.


- La Oración

Puntualícense algunas premisas para avalar más potencia y poder a los decretos y oraciones.

La oración cobrará más fuerza para atraer lo que se solicita, si se añade en el decreto que es por el Bien Superior y por el Beneficio del Todo, en los que ya está incluido nuestro propio bien y beneficio.

Si también se dan las gracias al concluir las peticiones, se estará dando también por sobreentendido que estas van a ser correspondidas.

Del mismo modo, se sella de validez la oración si se incluyen finalmente expresiones como “Por la Santísima Trinidad. Así sea y así es”, todo dicho en silencio, es decir, con el pensamiento, ya que de esta forma, en silencio, el mensaje sea recibido interdimensionalmente, o sea, traspasará esta dimensión.

Inclúyase también el matiz de no cruzar brazos y piernas, evitando cualquier alteración del paso de la energía por el cuerpo que, en definitiva, va a ser la que se impregne de la esencia de nuestra oración y la que la acabe emitiendo como señal, una vez sea expandida. 

Por otro lado, es vital que no se hagan peticiones que vayan explícitamente en contra del beneficio de otros, puesto que ellos tienen que ser igualmente respetados en sus decisiones y en su libre albedrío.

Oremos siempre por el Bien Superior porque así los potenciales se manifiestan de la manera más beneficiosa para todos, incluido para el que así los solicita. Si pretendemos intencionadamente contrarrestar el derecho a decidir o elegir de otro, por muy reprobable que pueda ser su conducta, nuestra reclamación y su beneficio se verán detenidos y bloqueados.

No repitamos continuamente una misma oración. Con ello se puede estar poniendo de relieve la carencia de aquello que queremos atraer, acentuando, tal vez, dudas por la demora del cumplimiento de lo solicitado, denotando, quizás, ansiedad o miedo. Con una vez que promulguemos nuestro decreto puede ser suficiente. En todo caso, lo que nunca está de demás es ofrecer una oración de agradecimiento cuando así lo consideremos, por ejemplo, porque Dios obra para que todo se cumpla según lo demandamos y también como muestra de nuestro convencimiento de que las cosas se van a dar como hemos pedido. Así, estamos bendiciendo igualmente la manifestación de nuestro pedido.

El orar a Dios, a nuestro Yo Superior o a cualquiera de los Seres de Luz, justo cuando estamos en la cama por la noche antes de dormir, le dará curso a nuestros decretos con gran agilidad. Evitaremos enredarlos en pensamientos, emociones o palabras que resulten contradictorios con nuestra oración y que podrían surgir con mayor facilidad durante el transcurso del día.

Es fundamental que se elijan bien las expresiones y palabras que se usen en las oraciones. Estas deben ser expresadas con la mayor claridad y exactitud, puesto que se va a recibir exactamente lo que se pida.

Expresémonos bien. Una comunicación alineada se convierte en la expresión del Amor vivo. Si se emplea claridad en la oración que sale de nosotros y en la vida cotidiana en general, la claridad vendrá a nosotros de nuevo y se establecerá en nuestra realidad.


- La Sincronicidad

Comentemos aquello que los Mensajes Canalizados vienen a llamar sincronicidad.

Este es el mecanismo interdimensional en el Universo por el cual una forma de energía que es emitida por un ser, consciente o inconscientemente, a través de una petición, oración u otra señal, es respondida por otra energía, acorde y proporcional a la anterior, que es devuelta a dicho ser en forma de resultado o contestación. Por ello, cuanto más nítida y potente sea la señal de salida, más se facilitará a los medios universales recibirla, entenderla, darle curso y traerla de vuelta satisfactoriamente.

Por todos son conocidas las afirmaciones “pedid y se os dará” y “dad y recibiréis”. Por ello, es conveniente afirmar la importancia del dar para poder recibir. Si no sale la energía en forma de, por ejemplo, ayuda, amor, alegría, alimentos o, incluso, dinero, ya que el dinero también es otra forma de flujo energético, la energía no podrá venir de regreso sembrando abundancia, recogiéndose, así, más de lo que se dio.

Eso sí, no hay que obstinarse en que la entrada de esa energía por sincronicidad tenga que acceder por una dirección o manera concreta, puesto que esa posibilidad puede ser que ya no esté disponible. Nos puede llegar a través de un potencial que no contemplábamos. No prejuzguemos con expectativas y fijación los potenciales y soluciones que pueden llegarnos, así como sus distintas formas y maneras.

Del mismo modo, la sincronicidad nos facilitará lo que deseamos en un tiempo determinado que no podemos concretar. El Universo lo realizará en el plazo en el que compatibilice y armonice todas las señales y potenciales existentes. Por tanto, es conveniente subrayar que la Creación Universal funciona siempre tendiendo a un estado de justicia, equilibrio y armonía óptimos. Esto señala el momento en el que toca aguardar en confianza y considerar todo lo ya aclarado sobre el proceso de transmutación en amor incondicional y aceptación total.

Es por ello que cuanto antes se identifiquen y se liberen patrones mentales, prejuicios y expectativas en cuanto a cómo y cuando se tienen que suceder los eventos, menos resistencias se albergarán y, por tanto, menos resistencias encontrarán los potenciales que se han solicitado para manifestarse en este mundo.

Ya se dijo. Existe un tiempo para pedir y otro para recibir. La oración es el medio por el cual se pide. Orar es hablar. Se pueden emplear oraciones ya diseñadas y hechas por otros, incluso a modo de repetición si así se quiere, pero no ha de olvidarse que la esencia de la oración es comunicar en el lenguaje sencillo del amor nuestro mensaje, sea cual fuere, a Dios mismo o a cualquier Ser Divino de su Creación, teniendo en cuenta que si lo hacemos con el pensamiento nuestra oración fluirá interdimensionalmente.

Igual de importante es el llamado tiempo para recibir. Es en este período, que comienza justo en el momento que finaliza nuestro pedido, donde desempeña una función principal la meditación.


- La Meditación

La meditación no es más que el estado del ser que se establece cuando nos relajamos interiormente y nuestra mente se aquieta, alcanzando la conexión con lo Divino en nosotros mismos.

Dicho sea de paso comentar, el efecto tan beneficioso que aportan para el logro de un óptimo estado meditativo tanto la oración, como foco de atracción de todas las energías que se invocan, como la respiración profunda por la nariz (no por la boca), provocando un aumento de la entrada de energía por los chakras de la corona y de la base en la aspiración y una mayor emisión energética por el chakra del corazón en la expiración. Estos detalles facilitarán alcanzar una mayor relajación mental que permitan entrar en meditación.

En ese estado de activación desde el propio centro del ser, siempre se irá adquiriendo conciencia de las resistencias que aún persistan y de los aspectos que queden sin resolver. Nos volveremos más conscientes del flujo energético, que recorrerá nuestro cuerpo regenerándolo y sanándolo, siendo así como se establecerá un estado de alerta consciente en el que captaremos los pensamientos que vienen a nuestra mente, como antena receptora de nuestro entorno, y como, sin tratar de involucrarnos en ellos, sabremos como dejarlos ir. 

En este espacio de conexión se puede hallar la certidumbre de que nuestras oraciones han sido perfectamente recibidas y cuyos pedidos están completamente preparados para ser manifestados desde el plano astral al plano físico de la Tierra. Esto obedecerá a una relación de armonía con la nueva energía, en la que sobresale la certeza de que todo se manifiesta de la mejor forma y en el tiempo adecuado. Para ello, lo único que nos corresponde hacer es dejar ir y liberar dudas y bloqueos, tal y como ya se ha explicado, permitiendo que el flujo energético recorra el cuerpo y percibiendo los aspectos internos y transmutándolos.

Si el caudal de energía interno aumenta, se establecerá no solo la abundancia en el interior, sino también en el exterior. Como es dentro es fuera. Y así se pueden plantear condiciones más favorables para atraer lo que se requiera con la mayor rapidez posible.

Resulta conveniente indicar que una media hora al día o dos plazos de unos veinte minutos por la mañana y la tarde podrían ser suficientes para mantener un contacto más abierto y directo con esta nueva energía entrante, profundizando, para ello, en el interior del propio ser, aunque cada persona, es obvio, tendrá sus propias necesidades, que, incluso, podrían ser de varias horas diarias entre oración y meditación. Será, pues, el estado de cada cual y también la época del año, si es de mayor o menor intensidad energética, las que marquen las pautas en este sentido.


- El Rezo del Rosario

El rezo del Rosario es una forma de oración tradicional que ha sido recomendada en los lugares de apariciones marianas de mayor reconocimiento mundial.

Lo que sí habría que destacar es que el rezo de una oración, sea cual sea, aunque sea expresada en repeticiones, si se hace con amor, aporta muchos efectos y aportes beneficiosos.

¿Quién puede realizar silencio en su interior, relajarse y entrar en meditación cuando llega al hogar después de una jornada completa de trabajo? El Rosario te garantiza postrarte en oración durante unos 15 minutos aproximadamente. En este tiempo tu ser se aquieta y los Seres de Luz y la energía de planos superiores acceden a ti. Posiblemente, después del Rosario estés preparado para realizar meditación, abrir tu ser en silencio y, durante unos minutos, fusionarse con la luz y la energía que están disponibles para ti. De este tema podría argumentar personalmente.

El rezo del Santo Rosario me recuerda, por otra parte, en cierta medida, a los conocidos mantras budistas que aportan relajación y otros beneficios con la repetición de estas oraciones.

De todos modos, he de decir que no seré yo quien cuestione jamás las peticiones de la Madre María en sus múltiples apariciones a la hora de solicitar el rezo diario del Santo Rosario, pues tengamos en consideración que los Seres de Luz tienen en cuenta todos los potenciales individuales y colectivos, posibles y probables, que conllevan las directrices que ellos pueden marcar como cualquier decisión al respecto que los seres humanos lleguen a tomar, sin que pasen por alto los prejuicios establecidos que pueden estar asociados a estos temas por gran parte de la opinión pública.


Extracto de 2012 EL CAMBIO DEL AMOR